El pádel es hoy uno de los deportes de mayor crecimiento en el mundo. Con más de 25 millones de practicantes en más de 90 países, su ascenso ha sido vertiginoso, sobre todo en las dos últimas décadas. Sin embargo, su historia es relativamente reciente, llena de giros curiosos, personajes apasionados y un recorrido que va de una cancha improvisada en México a convertirse en un espectáculo deportivo de talla internacional.
Los orígenes: México, 1969
El nacimiento del pádel se remonta a 1969, en el puerto de Acapulco, México. Su creador fue Enrique Corcuera, un empresario mexicano que decidió adaptar el frontón que tenía en su casa. La historia cuenta que Corcuera, para evitar que la pelota se escapara del patio y molestara a sus vecinos, levantó paredes de tres a cuatro metros alrededor de la pista. También modificó las reglas del tenis para ajustarlas al espacio reducido: redujo la longitud de la cancha a 20 metros por 10 de ancho y permitió que la pelota pudiera rebotar en las paredes, al estilo del squash.
Ese experimento, casi doméstico, dio origen al deporte que hoy conocemos como pádel. En un inicio, se jugaba con palas de madera maciza, bastante pesadas, y con pelotas similares a las de tenis, pero de menor presión.

El salto a España y Argentina
El pádel no habría llegado muy lejos sin la intervención de Alfonso de Hohenlohe, un aristócrata y amigo cercano de Corcuera. Tras visitar Acapulco, Hohenlohe quedó fascinado con el nuevo juego y decidió llevarlo a España. En 1974, construyó las primeras dos canchas de pádel en el Marbella Club, un resort exclusivo de la Costa del Sol.
El boca a boca y el atractivo social del deporte lo hicieron popular rápidamente entre la élite marbellí, incluido el mismísimo rey Juan Carlos I, que se convirtió en practicante y promotor informal del pádel. Su carácter accesible, dinámico y más relajado que el tenis contribuyó a que ganara adeptos.

En paralelo, el argentino Julio Menditeguy, amigo de Hohenlohe, llevó el pádel a Argentina. Allí encontró un terreno fértil: en la década de los 80, las canchas comenzaron a multiplicarse, y en poco tiempo el país se convirtió en uno de los grandes bastiones del deporte.
Los años 80 y 90: la expansión
Durante los años 80, el pádel pasó de ser un deporte elitista a uno cada vez más popular. En Argentina, especialmente, vivió un auténtico boom. Se estima que a finales de los 80 había más de 10 mil canchas en el país y que se convirtió en el segundo deporte más practicado después del fútbol.
En España, el crecimiento fue algo más gradual, pero constante. En 1991 se fundó la Federación Internacional de Pádel (FIP), con el objetivo de regular las normas y organizar torneos oficiales. Ese mismo año se celebró el primer Campeonato Mundial de Pádel en Madrid y Sevilla, con la participación de equipos de Argentina, España y Uruguay.

Diferencias con otros deportes
El pádel suele confundirse con el tenis o con el squash, pero tiene características propias que lo hacen único:
- La cancha: mide 20×10 metros, rodeada de paredes de vidrio o malla, que forman parte activa del juego.
- Las palas: carecen de cuerdas, están hechas de materiales compuestos y poseen perforaciones que facilitan el control.
- La pelota: es muy similar a la de tenis, pero con menor presión.
- El juego: se juega casi exclusivamente en dobles, lo que fomenta la cooperación, la táctica y la espectacularidad de los puntos.
- La dinámica: el uso de las paredes hace que los puntos sean más largos y estratégicos que en el tenis, y que los reflejos y la colocación sean más importantes que la potencia.

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