Actualmente no es necesario prender la televisión para ver en las noticias el estado de salud de nuestro planeta, basta con sentir día con día el incremento de la temperatura ambiental; y esto es aún más intenso en las ciudades, ya que el exceso de automóviles y el hirviente asfalto hacen que sintamos como si viviéramos sobre una sartén. Como citadinos, sabemos que tener un jardín, o incluso acceso a uno público, es cada vez más difícil, por lo que tener una vista verde se ha convertido en un verdadero privilegio.

Sin embargo, no necesitas un gran espacio para marcar una diferencia… y de paso, refrescarte la vida. Basta con que tengas una pequeña terraza o balcón -o incluso una ventana- para crear tu oasis ecológico personal: ¡un huerto urbano! Los huertos urbanos son espacios caseros dispuestos para cultivar hortalizas, frutas y vegetales para consumo personal. En ellos puedes sembrar plantas como jitomates, lechuga, calabaza, hierbas para cocinar, y muchas más. Si es la primera vez que consideras hacer un huerto urbano en tu casa, sigue leyendo para que evites los errores de principiante y tu huerto sea todo un éxito.
El lugar
Lo primero que debes considerar es el espacio en donde pondrás tu huerto, como ya mencionamos, este puede ser desde un jardín o una terraza, hasta una ventana. Lo importante es que te asegures de que tenga luz solar directa para que las plantas crezcan bien. Otros factores determinantes son las corrientes de aire, ya que si hay mucho viento esto hará que el agua se evapore con más facilidad y tengas que compensarlo con un riego más abundante. Asimismo, para ciertas plantas un poco más delicadas, como las hierbas para cocinar, necesitan también un poco de sombra, sobre todo a la hora de mayor intensidad solar.

Los contenedores (o macetas)
Si ya has investigado en alguna ocasión sobre los huertos urbanos, seguramente te has topado con estas fotografías de cajones de madera hermosos en donde crecen plantas de manera abundante, ¡pero no caigas en la trampa! La madera es un material orgánico, por lo que al estar en contacto con agua, tierra y otros materiales orgánicos (como las plantas) poco a poco se irá desintegrando y tu huerto terminará por colapsar. Por ello, las jardineras o macetas de barro o de plástico son mejores opciones. De cualquier manera, considera siempre qué tipo de planta sembrarás ahí, las legumbres necesitan una maceta más profunda, pero las hierbas de olor crecen perfectamente en una maceta pequeña.

Las plantas
Una vez que ya tengas todos los insumos (lugar, macetas, tierra) es hora de pensar en qué plantas sembrar. Sin duda es muy relevante sembrar las hortalizas que a uno le guste comer, pero no te olvides de considerar el clima de donde vives y revisar si las plantas crecerán bien ahí. En este punto del proceso, lo más recomendable es investigar: tipo de luz que necesita, cantidad y frecuencia de riego, tiempo de cultivo, y tips para una productividad de la planta óptima.

Finalmente, la clave del éxito… ¡la paciencia! Recuerda que las frutas y verduras que compramos en el supermercado están cultivadas por megaindustrias que utilizan todo tipo de fertilizantes y mecanismos para generar productos lo más eficientemente posible, y tú apenas estás empezando. Esto implica una curva de aprendizaje, por lo que no siempre desde un inicio las semillas germinarán o crecerán correctamente. Sin embargo, vivir este proceso te abrirá el panorama de todo lo que hay detrás de un plato sano de verduras, y te hará valorar con mayor cariño cada bocado que comas de tu huerto. Y mientras tanto, ¡tener una fuente de vida verde cerca de ti hará que tu casa y tu entorno sea más fresco y ayudarás a mejorar la salud de tu ciudad!